Se llama Liropus, pesa media tonelada, mide menos de un metro de altura y es capaz de sumergirse hasta los 2.000 metros de profundidad. Un robot submarino se ha convertido en la nueva joya del Instituto Española de Oceanografía (IEO) y en el objeto de deseo de todos los investigadores marinos que estudian la riqueza de las profundidades de nuestros mares.
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